Algunas imágenes en las páginas ya actualizadas, or por actualizar, en las Tarjetas Postales Cubanas que tratan con lugares y pueblos en la
Provincia de La Habana. Esta es la segunda provincia más occidental de Cuba. Realmente si no fuera porque se le incluye la Isla de Pinos, sería la de menor extensión geográfica. Sin embargo, en su costa norte se encuentra la
Ciudad de La Habana, la cual es el núcleo urbano de mayor población en Cuba. Otras tarjetas demuestran vistas, también muy interesantes, de otros lugares en la costa norte como son: El río
Almendares que sirve de línea divisora entre las ciudades y municipios de La Habana y Marianao; los pueblos o asientos de
Cojímar,
Playa de Guanabo y
Playa de Jibacoa y también en la misma costa la
Cueva de La Jíjira. “Notas del río Almendares en la sección de Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba: Río de la vertiente norte que nace en las lomas de Tapaste, corre de este a oeste hasta los manantiales de Vento y desemboca en La Chorrera, al oeste de la Ciudad de La Habana. Fertiliza tierras de los municipios de San José de las Lajas, Santiago de las Vegas, Guanabacoa, Marianao y La Habana. Mide aproximadamente 45 kilómetros y forma el hermoso valle de su mismo nombre”...
Cueva de La Jíjira
“Algunos datos relacionados con La Habana y la costa noste de Cuba en esta provincia. De
Dominación de La Habana por los Ingleses en el libro
El Ayuntamiento de La Habana - Reseña Histórica: “El pacto de familia celebrado entre Carlos III, Rey de España, y Luis XV, Rey de Francia, dio origen a que Inglaterra le declarase la guerra a España en enero de 1762. La noticia de este suceso llego a conocimiento de Juan de Prado Portocarrero, Gobernador de la Isla entonces, el 26 de febrero. Tan pronto como la suprema autoridad de la colonia supo la importante nueva convoco a una junta de guerra, la que formaron los generales de mar y tierra en servicio a sus órdenes, el ordenador de marina, los coroneles de los distintos cuerpos y los capitanes de navíos anclados en el puerto de la Habana. Por acuerdo de dicha junta se suspendieron los trabajos de construcción en la maestranza del Arsenal y se dispuso que cuantos realizaban esos trabajos se incorporaran a la fuerza de la plaza, que se hicieran más nutridas las milicias y que se formaran padrones de los individuos que hubiera capaces de tomar las armas. Al propio tiempo, Prado pidió a la corte refuerzos de gente veterana y cuatro mil quintales de pólvora, sin descuidar por ello la remonta y reposición del cureñaje en las baterías y la continuación de las obras en la fortaleza de la Cabaña. En tanto, la Gran Bretaña, deseosa de inaugurar la guerra de manera sonada, había ideado la conquista de la Habana, y a ese fin dispuso que veintiséis navíos, veinticuatro fragatas y tres bombardas, al mando del Almirante Sir Jorge Pocock, y conduciendo un cuerpo de ejercito de más de doce mil hombres a las órdenes de Sir Jorge Keppel, Conde de Albemarle, salieran para Cuba y cayeran sobre la capital de la Isla. Fue el 6 de junio cuando, al amanecer de un claro día, los habaneros al despertar pudieron presenciar, rompiendo la faja oscura del horizonte, el desfile lento de la enorme escuadra ansiosa de combate. La Habana era entonces una población de unas setenta mil almas, incluyendo sus distritos, y estaba cerrada por tierra por una muralla que, partiendo del castillo de la Punta, llegaba hasta el otro extremo por la que es hoy calle de Monserrate. Componían la Habana los barrios de Santa Teresa, Paula, Merced y San Isidro. Fuera de las amurallas se levantaban algunas casas y numerosos bohíos. Lo demás era monte firme, matorrales cruzados por arroyos, terreno quebrado y áspero. Fortalezas existían las de la Punta, el Morro, la Fuerza, residencia del Capitán General, la Cabaña y los reductos de la Chorrera, Cojímar y Bacuranao.”...
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