Wednesday, February 2, 2011

De las Fortalezas de La Habana


El Morro visto desde el Malecón

La Habana era sumamente importante para el tráfico marítimo entre las Américas y Europa. Quien fuera dueño de La Habana, era dueño del Estrecho de la Florida; el paso más seguro al Atlántico desde el Golfo de México y el Caribe. España no podía darse el lujo de perder el Estrecho, ni el refugio que le ofrecía la Bahía de La Habana, tanto contra piratas como huracanes. Pero la ciudad era codiciada por todos. Muchos trataron, y algunos lo lograron, apoderarse de ella. Lo cual, después de pagar su valor en oro varias veces, obligaba a España a proteger con más celo su propiedad imprescindible. Por eso, se construyeron fortalezas en La Habana como en ninguna otra ciudad de las Américas. Se hicieron tres castillos mayores inicialmente: Castillo de la Real Fuerza, Fortaleza de la Punta y Tres Reyes Magos del Morro. Después se edificaron varias fortalezas menores en La Habana y sus cercanías: Torreón de Cojímar, Torreón de San Lázaro y Torreón de la Chorrera. Se hicieron otras edificaciones aun mayores adicionales: Castillo de Atarés y Castillo de El Príncipe. La ciudad se cercó con una Muralla, restos de la cual aun existen en algunas partes. Y se construyó el castillo más grande del Nuevo Mundo, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.

Restos de la Muralla

En algunas secciones de La Habana Vieja hay unos muros que tal parecen no tener razón de ser. Realmente esos muros, o fragmentos, son parte de lo que una vez fue la Muralla de La Habana. Sí, La Habana fue una de las ciudades amuralladas de las Américas. Eventualmente la población aumentó. Los deseos de mayores viviendas, paseos y áreas de recreo pronto se encontraron limitados por la inmensa pared. Muchas de las familias afluentes construyeron sus casas, o palacetes, de verano en zonas fuera de la ciudad. Con el tiempo habían tantas, o más, personas viviendo fuera del recinto amurallado que adentro. Hasta que hubo que derribar La Muralla. La flota de Nueva España cayó en manos del almirante holandés Piet Heyn. Aquello sucedió en 1628 y fue un total desastre para la Corona Española. Después de haber capturado la flota entera en la bahía de Matanzas, los holandeses en desafío y burla, se pasearon con todas sus 32 naves, más ocho de la flota que fueron capturadas, por frente a La Habana.

Fortaleza de San Carlos de la Cabaña

San Carlos de la Cabaña es la fortaleza española de mayor tamaño en el Nuevo Mundo. La construcción de este castillo fue comenzada en 1763 y terminada en 1774. La Cabaña se encuentra sobre unas elevaciones, de las cuales obtiene este nombre, al este del Canal de la Bahía de La Habana. Fue sobre estas elevaciones desde donde los ingleses dirigieron sus cañones hacia El Morro y después la Ciudad de La Habana, resultando en la toma de la misma, en 1762.

Castillo de la Real Fuerza

En 1519 la villa de San Cristóbal de La Habana ya se encontraba en la localidad presente. No tomaron dos décadas, en 1538, antes que la entonces villa fuera saqueada e incendiada por piratas franceses. Una par de años más tarde se terminaba una fortaleza a la que se le llamó La Fuerza de La Habana*. Pero aquel fuerte tampoco sobrevivió mucho tiempo y en 1555 el corsario francés Jacques de Sores tomó y ocupó la villa. Alguna gran importancia le vio el rey de España a La Habana, porque en aquel entonces no producía nada y aun así insistió en defenderla. Tan pronto de Sores decidió irse, el rey encomendó al gobernador de la isla a reconstruir La Fuerza. Pero aquello era más fácil decir que hacer y entonces en 1558 se comenzó a edificar una nueva fortaleza, el Castillo de la Real Fuerza, que aun existe. Por órdenes del rey se financió la nueva construcción con divisas “situadas” por el Virreinato de Nueva España, hoy México y países vecinos. Se empleó la mano de obra de esclavos africanos, los cuales eran rentados de sus dueños para ser usados en la construcción y otros fueron traídos desde Cartagena. También se obligaron a trabajar allí a todos los “vagabundos” de La Habana que no eran blancos y también a algunos prisioneros de guerra. Algunos indios de Guanabacoa prestaron sus servicios pero como voluntarios pagados. La obra comenzó a cargo de Bartolomé Sánchez y terminó bajo la dirección de Francisco de Calona.

Fortaleza de la Punta

Bajo la dirección de Bautista Antonelli el 27 de junio de 1589 se comenzó a construir la fortaleza de San Salvador de la Punta. El gobernador de la isla era Juan de Texeda. Esta es una de las tres fortalezas que figuran en el escudo de la ciudad de La Habana. Las otras dos son la de la Real Fuerza y el Morro. En tiempos antiguos se cerraba la Bahía de La Habana poniendo una cadena de proporciones considerables desde La Punta hasta El Morro.



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